Juntando letras (la trampa)
En este punto, la pareja de cisnes que teníamos enfrente se cruzó una de las miradas que ya habíamos percibido durante la primera visita. Pero no acertamos a interpretarla. Allí estaba pasando algo que desconocíamos. Creo que tanto a Sara como a mí nos saltaron las alarmas en automático. Reconozco que en aquel instante creí vislumbrar dos buitres negros tras la fachada blanca y pura. No me siento orgulloso de ello. — Me temo que os mentimos hace un mes. La palabra «mentir» y la voz de Miriam no casaban, no encajaban una con otra. La ausencia de concordancia era tal que nos pilló por sorpresa. «Una trampa, hemos caído en una maldita trampa», recuerdo que pensé.